Quiropraxia al rescate
Una excelente alternativa no invasiva, altamente efectiva pero que debe de ser elegida con cuidado.
La Quiropraxia es una profesión sanitaria con más de 100 años de antigüedad, reconocida por la OMS, y que centra su actuar en diagnosticar, prevenir y tratar afecciones de columna (principalmente, aunque también de extremidades) y su interferencia con el funcionamiento del sistema nervioso.
Se centra en detectar la presencia de restricciones de movilidad en las articulaciones para, a través de una técnica de alta velocidad (llamada ajuste), liberar la presión de dicha articulación y de esta forma contribuir al alivio de síntomas y mejorar la funcionalidad del paciente. Antiguamente se hablaba de corregir una sub-luxación vertebral, pero la evidencia moderna ha demostrado que lo más adecuado es hablar de un exceso de presión articular que genera una serie de reacciones músculo esqueléticas asociadas como contracturas musculares, desbalances y presencia de dolor, las que en conjunto afectan la funcionalidad y las actividades de la vida diaria del paciente.
En algunos casos, el abordaje puede resultar de gran utilidad sobre todo por el rápido alivio del dolor. Ahora, el enfoque profesional debe ser siempre determinar las causas que están llevando a las disfunción y dolor del paciente, ya que muchas veces estas intervenciones generan alivio transitorio de síntomas, pero no resuelven el problema principal.
Es por esto que se vuelve indispensable que los profesionales sean quiroprácticos universitarios y con un adecuado criterio clínico. Muchas veces la atención quiropráctica no se basa en ajustar, sino en la revisión y tratamiento preciso de la causa de la patología. En esa línea, la quiropraxia puede ser de gran utilidad para patologías como: dolor lumbar, cervical, escoliosis, hernias de núcleo pulposo (HNP), discopatías y patologías de columna en general, problemas en caderas, tobillos, hombros y otros.
Para finalizar, es fundamental que el tratamiento quiropráctico aborde al paciente como un todo, incluyendo la revisión de hábitos de día a día del paciente, nivel de actividad física y sedentarismo, estrés general, nutrición y sobre todo, en complemento con la kinesiología, realizar ejercicios terapéuticos complementarios para abordar la patología en cuestión.